jueves, 7 de abril de 2011

La Planchada

HISTORIA TRADICIONAL

La historia de la Planchada parece haber comenzado a circular en los cincuentas, entre el personal medico de varios hospitales del Distrito Federal, se dice que era una enfermera que trataba muy mal a los pacientes, solo estaba preocupada por su apariencia y por verse siempre impecable, rehusaba tratar a sus pacientes si esto implicara ensuciarse o por simple egoismo, pero al morir, fue condenada a ayudar a los demas hasta que lavara sus culpas. Ahora visita hospitales, dandole atencion y cuidados a los pacientes, sin que ellos se den cuenta o bien castigando a los malos medicos y enfermeras que se encuentra, se dice que a las buenas enfermeras las ayuda cuando mas la necesitan, en cambio a las malas se les presenta como una enfermera normal, pero su cara solo son huesos.
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Gracias compañera.

Habia sido una noche muy atareada, un accidente de carretera habia llenado la sala de emergencias y todo el pesonal disponible tuvo que ayudar, heridas, contusiones, fracturas y demas, cuando regrese a mi piso, estaba terriblemente cansanda, pero ya era hora de la medicacion de medianoche, asi que acomode mis medicinas en la charola y fui a ver a mis enfermitos, cuando llegue con el primero, estaba despierto y me dijo que si iban a darle de nuevo medicina, si una de mis compañeras, una joven muy bonita segun decia, ya habia pasado y le habia dado sus pastillas, me mostro el vasito donde se las habia dado, y sin duda alguna era un vaso de los que usabamos, segui recorriendo mi piso y todos me decian lo mismo, ella me habia dejado los vasos, o las envolturas de gasas, e incluso el suero que habia cambiado, y concordabanen que era muy bonita; sali de la sala y en el pasillo le dije Gracias Amiga, te agradezco tu ayuda.
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He vivido en un ambiente de medicos y enfermeras desde mi infancia y he escuchado muchas historias de ella, en los tiempos actuales, con el inhumano tratamiento que se da en clinicas del IMSS e ISSSTE, no dudo que muchas enfermeras tendran que regresar a lavar sus culpas.

Autor: Sergio Tellez