lunes, 19 de noviembre de 2012

Gatos en el patio

Las noches eran terribles, cuando el marido de mi hermana se iba al Norte para arrear el ganado, nosotras podiamos quedarnos solas por semanas enteras, en cuanto el sol se ocultaba, el terror llegaba...

Cuando la noche caia, algo malo sucedia fuera de nuestra casa, se escuchaban ruidos como de gatos revolcandose, chillaban de forma extraña, era como si no fuesen gatos reales, y el alma se estremecia con su sonido, y no solo el de nosotras, teniamos un enorme perro danes, llamado Pancho, que en cuanto los oia, se iba a esconder conmigo, intuia que algo muy malo sucedia, porque temblaba de pies a cabeza, en vez de salir a ladrar como hacia cuando algun visitante se acercaba, chillaba como si lo hubiesen golpeado, los pelos de su cuello se erizaban y su mirada estaba llena de terror.

Las dos nos ocultabamos en la habitacion de mi hermana, cerrabamos las puertas y ventanas a piedra y canto, y nos acurrucabamos los tres en panico, afuera, en el patio, se escuchaba como los gatos avanzaban y ahora se encontraban afuera de esta ventana, maullando, chillando en tenebroso estruendo,  revolcandose, amenazantes desde el otro lado de una debil ventana de vidrio.

Mi hermana, estaba casada con un hombre ya mayor, con hijas tan grandes o quiza mas que ella, que la detestaban, y con fama de brujas, no ahorraban ningna forma de hostilizarla y molestarla, era al su odio que incluso la habian amenzado de muerte mas de una vez.

Y los gatos, los detestables gatos, llegaban en cuanto el no estaba, noche tras noche, de zozobra, de miedo, de escucharlos buscar un lugar por donde meterse, oyendolos restregarse contra las puertas, finalmente despues de varias semanas, una noche, mi hermana se armo de valor, cogio la pistola de su marido y camino decidida a la puerta, en ese momento Pancho se le avalanzo, se paro frente a la puerta y con sus cuadriles traseros la empujo y la empujo hasta regresarla a donde estabamos, mirando siempre fijamente a la puerta, como si sus ojos pudieran ver un gran peligro del otro lado de la puerta y mientras retrocedia, temblaba de miedo.

Los perros cuando se asustan se ven asi
Esa experiencia duro mes tras mes, y nada parecia alejarlos, ni los rezos, ni la luz, ni el agua bendita, ni las figuras religiosas, solo cuando estaba su marido todo se tranquilizaba, asi vivi ese año, hasta que me mandaron al internado de monjas en Cuernavaca, a donde aprendi enfermeria, y me hice responsable de mi propia vida, pero pronto me di cuenta de que los gatos me seguian, cuando empece a hacer mis practicas en la Cruz Roja y me quedaba de guardia en la noche, empezaron a pasar cosas extrañas.

Una noche estabamos de guardia mi amiga Lucia y yo, platicabamos en el control de enfermeria preparandonos para nuestra primera ronda de la noche, habia una doctora y una monja con nosotras, cuando vimos un enorme gato negro parado del otro lado de la puerta que daba al estacionamiento, chillaba igual que esos espantosos gatos de la casa de mi hermana y era grande como un perro, sus ojos eran rojos, de un rojo horrible, se acerco caminando a la puerta de vidrio, que estaba perfectamente cerrada con llave, se paro en sus patas traseras, levanto las delanteras y se apoyo sobre la puerta, que se abrio inmediatamente, dio un chillido espeluznante cuando entro a la habitacion, en ese momento las cuatro huimos, la monja nos llevo a la capilla, de donde no salimos hasta que llegaron varios medicos y camilleros, que nos ayudaron, buscaron el gato, pero este habia desaparecido.

Cuando le conte a la monja lo que me habia pasado antes, ella dijo que eso no era bueno, al dia siguiente me trajo una botellita, dijo que era una pocion que alejaria de mi la maldad, sabia amarga, pero funciono, la siguiente vez que fui a ver a mi hermana, le lleve una botellita y ella tambien se libro, por lo menos por un tiempo.

Durante mucho tiempo descanse, aun de vez en cuando se escuchaban fuera de mi ventana, pero cuando me case, primero mi marido, y luego mi hijo los "quemaron" y me dejaron en paz. En cuanto a mi hermana, vivio en paz tambien por un tiempo, cuando murio una de sus hijastras, de la que se decia que era bruja y su marido dejo de viajar, llego al fin la tranquilidad definitiva.

Han sido muchas las ocasiones en las que he escuchado que los animales pueden sentir cosas sobrenaturales, los perros chillan y se les esponjan los pelos del cuello, los caballos como que estornudan y se niegan a caminar, las gallinas emiten un sonido peculiar y se quedan mirando fijamente un punto aparentemente vacio, los gatos maullan y huyen de algo invisible para nosotros.