martes, 13 de agosto de 2013

La maldicion del USS Franklin

En la mañana del 14 de Mayo de 1945, el portaaviones USS Franklin estaba maniobrando cerca de las islas de Japon, en su cubierta habia 31 aviones calentando sus motores y en su hangar trasero otros 22 estaban siendo abastecidos de combustible y armas, una gran actividad se realizaba, los mecanicos maniobraban las bombas y los cohetes, cargandolos en los racks de los aviones.

En ese momento, un bombardero japones salio de la cubierta de nubes y lanzo un ataque relampago, al menos dos bombas cayeron, penetraron la cubierta de vuelo y explotaron en los hangares, encendiendo el combustible y las municiones, los aviones aparcados estallaron uno tras otro, la explosion fue devastadora, solo dos hombres pudieron salir vivos de ese infierno.

Pero no fue el fin, la tripulacion que sobrevivio lucho por salvar su buque, despues de horas de lucha y sacrificio lograron controlar, que no apagar el incendio, los valientes marinos sostenian su lucha pese a la explosion de municones en los aviones, alcanzando y matando a muchos de ellos, las mangeras eran recogidas por nuevas manos que avanzaban un poco mas, antes de ser a su vez alcanzados, el buque se salvo a cambio de un gran sacrificio humano.


Tomado a remolque por el USS Santa Fe, el buque siguio ardiendo por dias, pero se salvo, 924 hombres murieron, casi todos bajo cubierta, remolcado lentamente fue llevado a Ulithi, y desde ahi con su propio poder, llego a los Estados Unidos a reparar, en el Brooklin Navy Yard.

Y aqui fue donde cosas extrañas empezaron a suceder, el buque estaba terriblemente quemado, con el metal doblado por las explosiones, el hangar era irreconocible, restos de metal estaban esparcidos por doquier, era necesario realizar el retiro de los escombros, la primera partida de trabajadores estaba en su primera noche, cuando se dieron cuenta de que no seria tarea facil, las maquinas se apagaban, las luces parpadeaban, algunos de ellos, alcanzaban a ver con el rabillo del ojo, como si sombras se movieran rapidamente a su espalda.

Si alguno osaba separarse del grupo, sentia como su piel se enchinaba y un sudor frio lo recorria, los pasillos destruidos parecian vacios, pero su sexto sentido les decia que no, se oian salir voces de camarotes destruidos, extraños ruidos rompian el silencio de habitaciones vacias.

El colmo fue cuando se termino la limpieza y comenzo la reconstruccion, un bulto se dejaba ver de vez en vez caminando sin rumbo en el hangar, nadie queria el turno de la noche, porque en la obscuridad absoluta se encendian pequeños fuegos, que iluminaban intensamente el hangar, cuando los equipos de trabajadores iban a apagarlos, ya no encontraban nada.

Pese a todo, el trabajo se tenia que terminar, eran tiempos de guerra y ese buque tenia que regresar al combate, habia tres turnos de trabajadores en el, pero ellos sabian que no eran los unicos abordo, las apariciones misteriosas se repetian, fue necesario traer sacerdotes y pastores, que bendicieron las cubiertas bajas, pero no parecia funcionar, las apariciones continuaban, los ruidos y las interrupciones.

Llego el final de la guerra y el buque apenas estaba terminandose, las prioridades cambiaron, se siguio trabajando en el, pero solo un turno y en la noche solo se dejaban veladores, que siguieron teniendo encuentros extraños, en el hangar en la noche se percibia un olor a quemado, pese a que no habia una sola pieza antigua y todo era nuevo, en el silencio de la noche habia veces en que se escuchaban gritos, pero lejanos, como apagados, y el crepitar de llamas, a veces solo el sonido de alguien llorando.

Cuando los altos oficiales de la US Navy abordaron el buque para revisar que sus obras se hubiesen terminado bien, los encargados de revisar el comedor trasero tuvieron una amarga experiencia, una puerta blindada se cerro sola ante ellos, los rumores de fantasmas se corrieron como polvora y en la Marina, esto se toma muy en serio, un buque maldito no puede ser usado y asi fue, el USS Franklin, aunque reconstruido de tal forma que parecia un buque nuevo, jamas entro en servicio activo de nuevo, se le dejo a su tripulacion fantasmal.

Esta historia me la conto el abuelo de una ex, en aquel entonces, un viejo trabajador de los astilleros que le toco vivir parte de la experiencia en primera persona.