lunes, 30 de junio de 2014

El pez dorado

Era un pequeña noria, que quizas llevara siglos ahi, en la antigua casa, en el antiguo pueblito, en el que aun resonaba un pasado milenario, los viejos muros de adobe, resquebrajados, mostraban trozos de viejas esculturas prehispanicas cuando una lluvia fuerte los lavaba, caritas teotihuacanas sonrientes se asomaban por la penumbra de los siglos.

Miles de vidas, de experiencias, de penas, habian labrado duramente un ambiente pesado, duro, como la pobreza de sus habitantes, de este tenebroso pueblo, de sus vetustas casas, que aun conservaban algo de un glorioso pasado, de que alguna vez hubo riqueza en el seco suelo infertil que la gente llamaba su hogar.

Una tarde, una solitaria niña vio como una serpiente dorada cruzaba el patio y se dirigia a la noria, sus brillantes colores flameaban con la luz roja del atardecer, de ese triste atardecer pueblerino, sucio y aburrido,  la serpiente volvio en cada atardecer, al mismo lugar, como si estuviera haciendo una manda rutinaria, pero jamas se le veia irse.

Una noche, la niña siguio a la serpiente...

Vio como se introducia en las claras aguas de la noria, era como un sol reptiliano en el ocaso, desapareciendo lentamente en el agua; para no volver a salir; esa noche la niña no pudo dormir, su sueño inquieto, en el se aparecia un enorme pez dorado, que le decia:

-Atrapame con tu chal sucio.

En la tarde siguiente, la serpiente aparecio nuevamente, oscilando en su camino hacia el agua, la niña tomo su chal y siguio a la serpiente, cuando vio que se metia al agua, se asomo y vio que se habia convertido en un hermoso y esplendoroso pescado, que estaba casi inmovil en la orilla, le arrojo su chal y lo cubrio totalmente, cuando lo saco, lo sintio inmensamente pesado, su manitas apenas y podian con el peso, al ponerlo en el piso, abrio el chal, pero no encontro el pescado, sino 20 monedas de oro.

Esta historia, sin los adornos, era muy popular en algunas regiones de Texoco, la he oido en diferentes versiones, ligeramente distintas, posiblemente sean los vagos ecos de alguna leyenda prehispanica o novohispana.