Hay historias de terror que se platican en las noches de campamento, y sirven para animar las largas y aburridas guardias en el frio de la madrugada, pero hay otro tipo de historias que son de un terror mas profundo, por ser real, esta es una de ellas:
Yo era una enfermera retirada, habia pasado los ultimos años con una modesta pension y el dinero que me enviaba mi hijo desde los Estados Unidos, vivia en una vieja casa, en una vieja colonia, cerca del centro de la Ciudad de Mexico, la colonia habia sido creada en los cincuentas y los propietarios ya habian llegado a la mayoria de edad, efectivamente, era una colonia de viejitos, en la casa de junto habitaba una ancianita muy agradable y su solteron hijo cincuenton, lider de un poderoso sindicato, todos eramos amigos desde hacia decadas.
Un dia el se enfermo muy gravemente, tan gravemente, que no llego al hospital privado que solia visitar, se quedo en un hospital del gobierno, el hospital XXX, a la mañana siguiente fui a visitarlo, lo encontre delicado, pero despierto, y muy asustado, tanto el como su madre me pidieron por favor que me quedara a cuidarlo en la noche, pense que su madre no podria hacerlo y acepte.
La vida en un hospital en la noche es muy diferente a la que existe en el dia, sin visitantes y con solo el personal al cuidado de los pacientes, hay horarios regulares de medicamentos, cambios de sueros y rondas de las enfermeras a los pacientes mas graves; o por lo menos eso pasaba cuando yo era enfermera, las cosas debieron de cambiar algo.
Llegue a la noche, y lo encontre un poquito mejor, pero no mucho, vi a mi viejo amigo, la enfermedad lo habia consumido muy rapidamente, de ese enorme toro que habia sido mi vecino por tantos años, solo quedaba un cuerpo chupado y que se aferraba con sus pocas fuerzas a la vida. Platicamos un poco, pero la debilidad lo canso muy rapido se quedo dormido casi de inmediato.
La medianoche llego muy pronto, la enfermera paso, lo desperto para darle su medicina y se fue demasiado rapido, por una hora nos quedamos hablando de intrascendencias, el no estaba tranquilo, su mirada estaba asustada, su pulso agitado, algo no estaba bien, aprete el boton para llamar a la enfermera, ninguna respuesta, despues de esperar un rato, volvi a presionar el boton, nada, asi que me levante y fui a la estacion de enfermeras, cuando llegue no lo podia creer, la estacion estaba vacia, asi que fui a la otra estacion en el mismo piso, tambien estaba vacia, ni un solo medico o enfermera en todo el piso de enfermos graves, esto era escandaloso.
Subi al siguiente piso y tambien estaba vacio, simplemente el personal habia desaparecido, baje de nuevo con mi enfermito y lo revise bien, el pulso estaba acelerado, tenia un poco de ansiedad, pero ningun sintoma grave de su enfermedad, algo lo estaba alterando, asi que decidi tranquilizarlo, platicamos de los buenos tiempos, de los camiones que pasaban por la colonia alla en los sesentas y poco a poco se fue tranquilizando.
Sin embargo, la noche se iba llenando de ruidos, al principio parecian solo quejidos, ruidos normales en un hospital, pero se iban haciendo mas intensos, pronto se empezaron a oir gritos, uno de los pacientes en el cuarto grito muy fuerte, !enfermeras¡, aprete el boton para llamarlas y fui a verlo, era evidente que tenia mucho dolor, fui a llamarlas nuevamente, use el boton de la cama de junto y de la siguiente, los pacientes estaban muy inquietos, un señor me pidio un comodo, y no venian, fui de inmediato a la estacion de enfermeras, seguia vacio, las lucecitas del control de camas, se encendian como arbol de navidad, muchos pacientes estaban mal, fui corriendo al otro control y nadie, ninguna de las enfermeras del piso estaban presentes.
Cuando pase de regreso en el control agarre el telefono y marque la extension que estaba marcada como el doctor residente, el telefono sono y sono, y nadie contesto, fui rapido con mi paciente, ya varios enfermos se habian despertado, el que sufria dolor ya gritaba desesperado, otros mas llamaban lastimosamente pidiendo ayuda, fui a verlos uno a uno, un operado tenia bloqueado el suero, otro tenia el brazo hinchado por una mala aplicacion, otros sangraba por sus vendajes, me encarge de los mas graves, el hombre desesperado tenia aun sus medicinas a un lado, la enfermera solo se las habia dejado junto, sin molestarse por administrarselas, los pacientes imposibnilitados de moverse pedian patos, fui a la estacion a buscarlos, no habia ninguno, fui a la otra, ahi habia muchos, pero todos estaban sucios, solos los habian amontonado por ahi, sin higiene y sin vaciarlos, no pude hacer nada por ellos, no habia baños abiertos ni forma de limpiarlos.
Regrese con mi enfermito, la sala estaba mas tranquila, solo los que tenian que hacer del baño seguian inquietos, asi paso la noche, mas tranquila, mi amigo me dijo que eso habia sucedido la noche anterior, que en cuanto daba la una de la madrugada, las enfermeras y medicos desaparecian, que vio morir al paciente al lado, pidiendo oxigeno a gritos y que nadie habia venido a ayudarlo, que las enfermeras y doctores habian llegado hasta las seis de la mañana siguiente, y que tranquilamente tiraban los sueros tapados a la basura, aunque estuviesen llenos.
Pase asi la noche, haciendo lo posible, sin medicinas ni material de curacion, la mañana llego muy lentamente, efectivamente, a las seis de las mañana, llegaron todas las enfermeras y los doctores, uno de ellos le gritaba "cochino asqueroso" al pobre señor que pedia un pato en la noche, hable con una de las enfermeras para decirle que uno de los pacientes necesitaba urgentemente una revision de su sutura porque sangraba profusamente, me lanzo una mirada furiosa, llamo a sus compañeras y casi a empujones me sacaron de la sala.
Mi amigo se recupero lo suficiente esa noche y pudo ser transladado a su hospital, en cuanto a mi, quede asqueada de la inmoral insensibilidad de las enfermeras y los medicos del hospital, son una vergüenza para todo aquel que ama su profesion, y decidi que no importa lo mal que este, prefiero morir en mi casa, rodeada de mi familia, que morir a manos de esos ineptos criminales, pero magnificos asesinos.
Y por que no reportó la negligencia a algún estación de policías o al dif o alguna trabajadora social
ResponderEliminarAhi esta el terror real, visita cualquier hospital de Mexico a las 2 de la madrugada y lo encontraras igual, la ineptitud ya esta institucionalizada
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