Tenia una compañera enfermera que vestia demasiado atrevidamente, escotes amplios y faldas cortas, no pocas veces habia tenido problemas con las monjitas jefas de enfermeras, particularmente cuando la veian agacharse, la falda se le subia hasta las pantoriilas y no pocas veces la habian regañado.
Una noche, estabamos ambas de guardia, ella se habia quedado en las incubadoras, mientras yo estaba en cunas, dandole una revision a los bebes, oi como grito, sali rapido y me la encontre en el pasillo, toda agitada, ausustada y sin aliento.
La lleve a la estacion de enfermeras, a donde en cuanto recupero el aliento me dijo, que se habia agachado como era su costumbre, a acomodar las bases de una incubadora, cuando sintio que unas manos de hombre le habian tocado las piernas, muy enojada se levanto y se volteo para darle una bofetada al atrevido, pero no habia nadie, aparte de los bebes, no habia ningun otro adulto en la habitacion, asi que salio corriendo, llena de miedo.
Esa habitacion antes habia sido una sala de enfermos, y no pocos habian muerto en ella, y de vez en vez, alguien reportaba haber visto en ella a un hombre mayor, que se les quedaba mirando fijamente a los pacientes, era por asi decirlo, el fantasma residente de esa habitacion, y evidentemente, un fantasma muy atrevido, con respecto a mi compañera, no volvio a usar una falda asi, en el hospital, por lo menos.
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