Hace no muchos años, el Ejercito Mexicano aun realizaba patrullajes en el campo, a lomo de caballo, el principal enemigo era la inactividad y a veces los abigeos, esta es la historia de una patrulla que se encontro con algo diferente.
Encabezaba un peloton de caballeria, ya hacia varios dias que deambulabamos mas alla de Tehuacan, un poco sin rumbo, era una zona tranquila y nuestra patrulla era de varios dias, el objetivo mostrar la bandera, esa noche ya habiamos terminado e ibamos de regreso a nuestra base temporal en un pequño caserio perdido en medio de la nada; cabalgabamos lentamente por una vereda junto a un maizal, iba al frente, una hermosa luna iluminaba muy debilmente el camino.
A lo lejos se oyo el sonido del llanto de un bebe, el camino estaba totalmente vacio, nos detuvimos y apeamos del caballo, buscamos a la pobre criatura en el maizal, finalmente uno de los muchahcos lo encontro, lo envolvio en su guerrera y me lo llevo, era una pequeña niña, totalmente encueradita, parecia tener frio y hambre, lloraba inconsolablemente, alguna persona sin corazon la habia abandonado a su suerte, la envolvi bien y la puse en mi regazo.
Ordene montar, rapidamente debiamos llevarla con un medico, asi que reanudamos la marcha presurosos, al salir del campo, habia una larga fila de arboles, uno en particular, se veia muy alto y muy viejo, cuando pasamos a su lado, oimos una siniestrasy sonoras risas, burlonas risas de mujeres viejas; y en ese momento senti como el peso del bebe desaparecia, lo busque y no habia nada, debo haber gritado alguna maldicion, porque cuando ordene a mis hombres sacar las armas, ya estaban cortando cartucho, disparamos algunas rondas a la copa del arbol, las risas cayaron, pero de la bebe, ya no supimos nada; una bruja habia decidido pasearse en mis brazos.
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